La ley brasileña sobre drogas vigente desde 2006 prevé que la Unión puede autorizar la plantación, el cultivo, la cosecha y la explotación de cualquier planta, exclusivamente, con fines medicinales o científicos, bajo supervisión. Sin embargo, hasta la fecha, la Unión aún no ha creado un modelo regulatorio para este tipo de autorizaciones para el cultivo y procesamiento de la planta Cannabis Sativa. Así, Brasil inició el proceso de legalización del Cannabis y el cáñamo con fines terapéuticos y medicinales recién en 2014, con la liberación de la vigilancia sanitaria del país para la importación de medicamentos a base de cannabinoides. Sin embargo, incluso con la lentitud del proceso regulatorio brasileño, esta industria ya alcanzó la marca de aproximadamente 200 millones de reales en ingresos para 2021, incluidas todas las formas de regulación actuales.
 
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